Fin de vacaciones y el inicio de un nuevo curso político: las malas cuentas del Gobierno Zapatero

lunes, 31 de agosto de 2009

Vuelvo de las pequeñas vacaciones que me tomé renovado y con más fuerza. Disfrutar de la compañía de la familia y de los amigos, estar presente en cada una de las sonrisas de mis hijas es algo que non tiene precio. Sirve, más que nada en el mundo, para cargar pilas y regresar al trabajo con nuevas energías. Pasé algunos días por tierras del sur, como en los últimos años. Es cierto que tienen más horas de sol, y que las comidas y el carácter son distintos. Por lo demás, uno se siente como en casa, esa casa grande que se llama España, donde todos tenemos cabida.

Esos días de descanso quedan atrás y acabo de retomar el ritmo normal de las actividades de la Consellería y de la Xunta. Estamos a punto de estrenar un nuevo curso político. Y lo hacemos con la experiencia de contar con más de 100 días de gobierno detrás. 100 días con resultados. Pero queda mucho trabajo por delante. Las prioridades para remontar la crisis siguen estando claras. Ahora toca darles forma a través de un armazón presupuestario más adecuado que el que tuvimos en 2009. Es cierto que los recursos son limitados, pero ya pusimos las bases para aprovecharlos lo máximo posible. Con austeridad y rigor, buscando la eficacia por encima de todo.

El Presidente de la Xunta dijo recientemente que nuestro objetivo es hacer política de altura con los pies en la tierra. Paso a paso, como se hacen en Galicia las cosas, pero sin perder un horizonte de ambición. Nada que ver con la imagen que estos días nos está ofreciendo el gobierno de España, donde todo es opacidad, falta de previsión y una constante huída hacia delante.

Seguimos contando malos resultados económicos, cuando Europa parece estar remontando. Y lo que resulta innegable es que se suman ya demasiados argumentos en la cuenta negativa del Gobierno: ahora las comunidades autónomas tienen que devolver 6.000 millones de euros de una deuda derivada de la falta de rigor en la elaboración de los presupuestos generales del Estado; estamos como estábamos respecto a las cifras de financiación autonómica que a estas alturas siguen sin estar claras y, en vísperas de que el Tribunal Constitucional emita su sentencia sobre el Estatuto Catalán, se ve por las declaraciones de algunos que lo que dijimos en su momento sobre el peligro de alimentar esa aventura en el debate territorial no andaba tan desencaminado.

Estos son los efectos del medio plazo de medidas equivocadas y de una mala gestión prolongada en el tiempo. Lo instantáneo, lo de ahora, es el engaño del pago de ayudas a parados sin prestaciones y la más que probable subida de impuestos. Esta es la línea, cargar sobre los hombros de la gente, ocurrencias como la de los 400 euros y demás cheques para comprar el voto.

Lo peor que puede pasar en política es carecer de un modelo, un modelo económico y un modelo de Estado. Esta es la marca de los socialistas, carecer de modelo para cualquier cosa que no sea el puro electoralismo y la actualidad política más inmediata.

Hoy más que nunca, la alternativa en España se llama Partido Popular, un partido con proyecto y con modelo, un partido que supo sacar al país de la crisis y que volverá a hacerlo cuando unas nuevas elecciones pongan fin a este desaguisado.

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